El problema con el consumo de carne.






     De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el consumo de carne Per cápita a nivel mundial experimentó cambios importantes en las últimas décadas, pasando de una media de 26 kilos en 1970 a 41 kilos  en los últimos años, con países como Estados Unidos a la cabeza con  120.2 kilos. Se prevé que la producción mundial de carne se incrementará más del doble, pasando de 229 millones de toneladas en 1999 a 465 millones de toneladas en 2050 y que la producción de leche crecerá de 580 a 1043 millones de toneladas. Y las consecuencias negativas para el planeta serán enormes.
       En la actualidad, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) el sector ganadero genera más gases de efecto invernadero –el 18%, medido en dióxido de carbono (CO2)- que el sector del transporte. Además, genera  el 65% del óxido nitroso (proveniente del estiércol), 64% del amoniaco (que origina lluvia ácida) y 37% del metano que genera toda actividad humana y que  son  liberados   a la atmósfera. Lo más grave es que esta actividad es la causante de  la  degradación de tierras y ecosistemas, la contaminación del agua dulce y su  consumo exorbitante, pero sobre todo, de la  progresiva pérdida de biodiversidad en el planeta.
       El informe de la FAO y el Comité Directivo de la Iniciativa para Ganadería, Medio Ambiente y Desarrollo (LEAD) llamado “La larga sombra del ganado, 2006”, explica que la ganadería destina el 70 por ciento de la superficie agrícola –es decir, sólo el 30 % de la agricultura es para consumo humano-  y el 30 por ciento de la superficie terrestre del planeta.
       La tala de bosques para crear pastos es una de las principales causas de la deforestación, en especial en Latinoamérica, donde el 70% de las selvas del  Amazonas han desaparecido para destinarse a pastizales. Y esas tierras se deterioran por el abuso, pues  cerca del 70% de las tierras de pastoreo en las zonas áridas están degradadas, a causa de la erosión causada por el ganado. Por otro lado, el  sector pecuario es el responsable del 8 %  del consumo mundial de agua, principalmente para la irrigación de los cultivos forrajeros, siendo la mayor fuente de contaminación de este vital producto, a raíz de los desechos de los animales, antibióticos y hormonas; productos químicos usados en las curtiembres, fertilizantes y plaguicidas usados en los cultivos forrajeros y sedimentos de pastizales erosionados.
       Y la relación entre el consumo de agua y la producción de carne es totalmente irracional: para producir un kilo de carne de vacuno se  requiere de 15.300 litros de agua (100 veces más agua que para la producción de un kilo de cereal o de verdura), 50 m2 de selva tropical y  produce igual CO2 que el de un coche recorriendo 250 kilómetros. Por otro lado, para "producir" un kilo de carne bovina son necesarios 9 kilos de cereal como la soja, cereal que paradójicamente, podría saciar el hambre de muchísima más gente, dotándonos de las proteínas que requerimos, pues  con 2 kilos de éste cereal, se podría saciar el hambre de unos 8 niños.
       Con estos datos podemos comprender, que la producción de carne es un absurdo que destruye el planeta. Y  la situación empeora día a día.
       Esta actividad es una de las culpables de la pérdida exponencial de la biodiversidad mundial, estimándose que en la actualidad la extinción de especies es entre 50 y 500 veces más alta que la registrada en toda la historia del planeta. 15 de 24 ecosistemas que proporcionan importantes servicios ambientales están en declive. Hoy día, la ganadería constituye cerca del 20 % del total de la biomasa animal terrestre y el 30 % de la superficie terrestre que ocupa, estuvo antes habitada por fauna silvestre. 
       Pero ¿Es sano comerla?
       Según la Organización de las  Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO)  necesitamos 20 gramos de proteína animal Per cápita al día, o 7,3 kilogramos al año, que puede lograrse  mediante un consumo anual de 33 Kg. de carne magra o 45 Kg. de pescado o 60 Kg. de huevos o 230 Kg. de leche. No obstante en octubre de 2015, la Organización Mundial de la Salud (OMS)  comunicó a todo el planeta que comer carne procesada (como salchichas, beicon, jamón, chorizos, hamburguesas, etc.)  puede causar cáncer. Concretamente, advirtieron que consumir 50 gramos diarios de estos productos, aumenta un 18 % el riesgo de desarrollar cáncer de colon,  páncreas o prostático.  Fue una noticia impactante que hizo reflexionar a la población del mundo, pero que días después pasó al olvido. Lo cierto es que la OMS a través de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) evaluó cientos de evidencias científicas (800  trabajos de un grupo de 22 expertos de 10 países)  y determinaron que las carnes procesadas entraban en el Grupo 1 de sustancias más peligrosas para la salud, considerados  cancerígenos para  los humanos, junto al tabaco, las bebidas alcohólicas, el amianto o el plutonio.
       En el caso de la carne roja no procesada (ternera, cerdo, cordero, caballo o cabra), las evidencias no son tan concluyentes, aún así, la OMS las ha elevado al Grupo 2, donde las  sustancias  se consideran probablemente carcinógeno  para el ser humano.    
       Y es un problema social enorme, ya que el sector pecuario representa  el 40 por ciento del producto interno bruto (PIB) agrícola, genera empleo para mil trescientos millones de personas y medios de subsistencia para mil millones de pobres en todo el mundo. No obstante, con los cambios de hábito a nivel mundial, toda esta mano de obra podría pasar a beneficiarse de la agricultura y la producción de proteínas de origen vegetal que requiere muchos menos recursos. 
       En conclusión, el consumo de carne requiere de  ingentes cantidades de agua, superficie  y energía, produciendo destrucción de ecosistemas y biodiversidad, vertido de hormonas, químicos, gases de efecto invernadero a la biosfera, haciendo de  la actividad un  hábito o  costumbre alimentaria totalmente insana, insostenible e inconsciente.
      

    













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Madrid, Madrid, Spain
Ambos son arquitectos y esposos, veganos (1994). Siempre les ha interesado el medio ambiente. Durante los años 1991-1994 trabajaron como miembros fundadores del grupo ecologista CREE (Centro de Recuperación de Especies en Extinción) en Mérida Venezuela, cuyo objetivo principal era la educación ambiental para evitar la extinción de especies como el oso de anteojos (Tremarctus ornatus) que habita en las montañas andinas. Desde 1996 hasta el 2001 Leonardo Berbesí fue profesor de proyectos arquitectónicos en la Facultad de Arquitectura y Arte de la Universidad de Los Andes, en Mérida, Venezuela. Ambos realizaron el Máster en Medio Ambiente y Arquitectura Bioclimática en la Universidad Politécnica de Madrid, durante el año 2002 y desde esa fecha han trabajado como colaboradores en distintos estudios de arquitectura, aportando sus conocimientos e interés en bioclimatismo y la sostenibilidad. En el mes de noviembre de 2008 obtuvieron la homologación del título de arquitectos estudiando en la Universidad Camilo José Cela de Madrid y ahora están trabajando de manera independiente y colaborando con otros estudios. E-mail: berbesimesa@gmail.com T 910022124 M 674824308